Imagen de perfilSED LEX

Soraya Geijo Uribe 

Sabía elegir. Solo defendía sospechosos que serían declarados no culpables. Tal era su prestigio, que cada vez que salía de la prisión se montaba un circo mediático para ver si aceptaba o no la defensa del presunto. Su imagen portando un descomunal maletín con rejillas a los lados mientras los periodistas intentaban hacerle definir el porqué de su decisión, copaba los informativos de sobremesa. Siempre fue discreto hasta aquel día de San Antón, tan a propósito como para abrir su maletín y presentar ante los medios a Lex, una yorkshire miniatura, nieta de reputados truferos y poseedora de un portentoso olfato jurídico.

 

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