El bueno de Beltrán
Guillermo Clemares Pérez de Petinto · Madrid El carácter de Beltrán es especial, se podría definir como exquisitamente calmado y parsimonioso. Incluso en los peores momentos (esos en los que piensas que si montaras un circo te crecerían los enanos) es capaz de afrontar los contratiempos con serenidad, y hasta con un sospechoso sentido del humor. Por ello Beltrán es habitualmente objeto de chascarrillos entre sus compañeros letrados. Durante una sobremesa me contaron que había dedicado mucho tiempo y esfuerzo en defender un caso que, de ganarlo, le habría reportado gran notoriedad y suculentos honorarios. Estaba saliendo del despacho para disfrutar del merecido fin de semana cuando su secretaria se acercó y le entregó la sentencia recibida del procurador. Había perdido. Beltrán la leyó y, como si nada hubiera pasado, se despidió tranquilamente diciendo: “Vaya disgusto me voy a llevar el lunes”.
Tengo el firme propósito de llegar a ser algún día como el bueno de Beltrán.
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Muy bueno. Yo también quero ser ortro Beltrán. Un día de éstos. ¡Suerte!
¡Muchas gracias!
Creo que Beltrán, en cierto modo, atesora y representa la forma de ser que, en determinados momentos, a muchos abogados nos gustaría tener.
Saludos.