Imagen de perfilMi toga tiene poderes

José Manuel Pérez Pardo de Vera · Madrid 

El 16 de junio es una fecha que tengo marcada en rojo en el calendario. Desde el año 2.002. Porque fue entonces cuando advertí por primera vez el fenómeno que me sucedía.

Un fenómeno que debería llevar a la Marvel a incluir mi toga en su lista de complementos de superhéroes. Y es que mi toga me da alas. Sí, sí, como el maillot amarillo al líder del Tour. No le encuentro otra explicación.

¿A qué cabría atribuir, si no, la espectacular metamorfosis de quien buscaba asilo bajo la silla ante cualquier inofensiva pregunta del profesor y, sin embargo, pasa en sala a convertirse en un auténtico “litigator”?

Lástima que el efecto de dicho poder sea breve cual vigencia de norma fiscal, y dure lo que tardo en quitarme la toga. Estoy seriamente considerando incorporarla a mi indumentaria habitual. Quizá subiéndole un poco el bajo y acortándole las mangas…

 

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