Clases de criminología

Juan Manuel Batuecas Florindo · Madrid 

Recuerdo fascinado, en la Facultad, las clases de Criminología. El médico italiano César Lombroso sostenía que el delincuente es un enfermo. Su naturaleza le predispone al crimen. Teoría desechada por absurda. Nunca estuve de acuerdo. Desde el principio me dediqué al ejercicio de la abogacía en relación con la parte amable del Derecho. O la parte tranquila. Sin sobresaltos. Primero una multa de tráfico, luego divorcios, separaciones, impuestos. La jurisdicción penal me atraía, lo confieso, y me asustaba. La tentación me acabó venciendo y, casi sin darme cuenta, acabé teniendo un cliente acusado de malversación, otro de estafa, otro de prevaricación. Finalmente, asesinatos, homicidios. Verdaderos criminales. Que morbo, dios mío. Ahí perdí el control. No supe distanciarme. Ahora deambulo como un espectro por mi celda mientras leo a Lombroso. Que razón tenía.

 

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