Presunto culpable

María del Carmen Guzmán Ortega · Málaga 

La tensión subía por momentos en la sala del juicio. Sobre el estrado, el presunto culpable permanecía dormido como una marmota. A pesar de la magnífica defensa de la abogada, el juez halló culpable al acusado. No tuve más remedio que pagar la fianza: la mermelada me la había zampado yo y culpé al perro que dormía la siesta de los inocentes. El juego se terminó cuando mamá nos llamó a gritos.

 

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