PARADOJA

Iván Sanz Moreno · Valladolid 

Aun hoy, cinco años después, era capaz de recitar al Tribunal con escrupulosa claridad todos los pormenores de su vivencia. Aquel cuarto húmedo y lúgubre, el penetrante olor de una fabrica de maderas cercana, las interminables horas de espera con la única compañía de un pequeño póster de una bahía cuya ubicación jamás llego a identificar… Sin embargo, también recordaba aquellas vitales charlas con sus secuestradores. Familia, política, amor, baloncesto…Eran su único nexo con la cordura y servían para conocer los profundos motivos que habían llevado a esos hombres a realizar su atroz cometido. El veredicto fue implacable. Ni siquiera la brillante actuación del abogado de la defensa logró atemperar sus consecuencias. ¿Síndrome de Estocolmo? ¿Auto culpabilidad? Su atribulada mente todavía no era capaz de comprender el estrés que le provocaba aquella situación. La única justicia posible no era otra que la de su propio perdón.

 

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