LA JUSTICIA DEL MAÑANA

Joan Iglesias · HOSPITALET DE LLOBREGAT 

Mi abuelo fue abogado, y le encanta contar batallitas de cuando era joven. Después del Referéndum del 26 se hizo heladero: empujaba su carrito por los pueblos de la costa: “Helaaado de limón… Al rrrico helado…”. Un día me llevó al Museo de la Justicia: había cientos de vitrinas exhibiendo los discos de leyes. Al fondo de la sala, la estrella del Museo: la máquina de la Justicia. Forzando la memoria aún escucho en mis oídos las palabras del abuelo: “Sustituyó a los jueces tras el referéndum. Por esta ranura introducíamos la Ley, por aquella la documentación del caso y nuestras manifestaciones; por aquí salía la sentencia. Éste es el último modelo de la máquina: la de la ranura para la tarjeta. Sin la tarjeta de crédito no iba: fue el final de la Máquina de la Justicia y el principio de mi carrera de heladero”.

 

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