LA FUGA
Joaquín Valls Arnau · BarcelonaTodavía no me lo explico. Tantos años prestando asistencia jurídica al empresariado local en eso que llaman “optimización fiscal”, y un insignificante error de cálculo dio al traste con mi reputación. La cuota defraudada por don Amancio, el de las industrias cárnicas, no excedía por muy poco la cifra que según he comprobado le indiqué erróneamente por correo electrónico: 1.200.000 €. Siguiendo mi consejo, él actuó convencido de que si lo pillaban no podrían imputarle un delito sino una mera falta administrativa. Lo malo fue que a dicha cantidad le sobraba un cero. En cuanto supe que el juez decretaba contra él prisión con fianza, me faltó tiempo para clausurar el despacho, hacer la maleta y tomar un vuelo a Brasil, donde enseguida conseguí una identidad falsa. Alguna renuncia me he visto obligado a asumir, es cierto. Pero confieso que no importaría en absoluto terminar mis días aquí.