Feliz cumpleaños
Fernando Oreni GordilloLa instrucción había sido clara: “Mátalo”. Nos dispusimos a realizar nuestro trabajo, aquel que tantas veces me he jurado abandonar. Tras abrir el candado que cerraba la puerta, nos encontramos con aquel joven abogado. Lloraba como si acabara de nacer y se veía clara presa de su ansiedad por salir corriendo de allí. Nos decía una y otra vez que hizo todo lo posible por desestimar al único testigo del asesinato, que no le matáramos, que hoy cumplía 25 años y que le esperaban en una supuesta fiesta sorpresa de cumpleaños en el bufete. Trágico. Le dimos a beber un vaso de agua que tragó con bastante dificultad y mirándole a los ojos le dije: “Felicidades, vete”. “Gracias, gracias”, repetía. Corría tanto que casi tropieza. La única prueba, aquel vaso con los restos del más potente tóxico inventado por el hombre. Moriría a los 15 minutos.