Ser abogado

Maribel Aznar Gallardo 

El médico aun no daba crédito a lo sucedido mientras explicaba a la mujer que su marido había caído a plomo en mitad de la calle, ingresando prácticamente muerto. Allí, mientras le aplicaba un masaje, éste abrió los ojos y salió disparado sin mediar palabra. “No se preocupe, doctor”, dijo la mujer, “cuando dijeron lo de ‘te ganarás el pan con el sudor de tu frente’ bien pudieron decir, ‘serás abogado’. Mi marido relata, recurre, argumenta, protesta, defiende, acusa… incluso mientras parece que descansa, el párpado a media asta es muestra de que su mente aun trabaja, valora, piensa, especula, recapacita… Da igual que sea banquero, camello, príncipe o mendigo, su cartapacio no entiende de clases. Si un río se interpone, lo nada, un socavón lo salta, una montaña la escala, pero jamás se detiene hasta conseguir su propósito… y hoy tenía juicio y no tendría tiempo ni para morirse.”

 

 

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