ABOGADO DE FÁBULA
Ignacio Rubio Arese · Moralzarzal, MadridUn mar de críticas ha perseguido hasta su muerte a aquel denostado leguleyo, que defendió, entre otros, al misógino Barbazul, o a la madrastra de Cenicienta, acusada de explotación infantil. Aquellos turbios procesos quedaron luego en segundo plano, con el trajín que supuso su discurso en favor del canibalismo de los ogros, llegando a esgrimir que “en tiempos de crisis, era lícito devorar a mendigos y huerfanitos para reducir costes». San Pedro examina incrédulo el expediente. Sigue sin explicarse qué demonios hace ahí aquel picapleitos, consagrado a la exculpación de los más canallas de las fábulas infantiles.¡Si hasta logró el desistimiento de una querella presentada contra los cuarenta ladrones, al obtener del gobierno la amnistía fiscal generalizada! Entre tanto, el abogado aguarda el veredicto mirándolo con ojos ladinos, sabedor de que sus influencias alcanzarán allá arriba el mismo efecto que obtuviese cierta flauta en Hamelín.