Un juicio de cómic

Raúl Garcés Redondo · Zaragoza 

Era sin duda un cartel de primeras figuras. Un conocido profesor acusado de explotación laboral por sus no menos famosos compañeros de trabajo. El público aguardaba con gran expectación la sentencia en la que los miembros del jurado, mediante un novedoso sistema de votos a través de una pantalla táctil, resolvieron absolver al denunciado tras saberse, mediante un riguroso análisis de las huellas encontradas, que no corresponden al señor Bacterio sino a un tal Francisco Ibáñez.

 

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