SOLO ÉRAMOS UNOS CRÍOS
Maribel Romero Soler«El que gane la carrera es el juez, el que pierda el acusado». Y siempre ganaba él. Me condenaba a limpiarle los zapatos, a entregarle el bocadillo o el bolígrafo nuevo de cuatro colores. La infancia dejó de ser dulce para mí tras el accidente. Una bicicleta, una lluvia intensa y un pobre animal que cruzó cuando no debía. Tenía once años. Fue duro empezar a andar de nuevo, pero más lo fueron sus burlas… Era mi mejor amigo. Hoy lo recuerdo con nostalgia mientras espero la lectura de su testamento en el despacho del notario. En su caso no se cruzó un perro, sino un camión. Jamás hubiese imaginado que me dejaría un legado tras tantos años sin hablarnos, pero se acordó de mí… Abandono la notaría con una caja en el bolsillo y una dedicatoria en el corazón. La caja contiene el bolígrafo. La dedicatoria su sincera disculpa.