Imagen de perfilDESPACIO

Marta Vila-San-Juan Robert 

Pastor de profesión, no pasaba un día sin que Eulogio añorara el valle. Era un hombre introvertido, observador, reflexivo y sabía escuchar. No era esa una virtud que abundara en la ciudad, a donde tuvo que trasladarse cuando se jubiló. No le sorprendió recibir la denuncia que le interpuso la comisión vecinal. Le parecían unos pobres infelices, siempre corriendo y enganchados a sus móviles y a Internet. Solo con el chico del quinto, tranquilo y amante de la naturaleza, especialmente de sus plantas de maría, había conseguido empatizar. Cuando recibió la resolución desestimatoria a su recurso, rompió el papel. Seguiría interponiendo apelaciones. Para cuando se resolviera el litigio, era más que probable que Dulcinea, la adorable cabra montesa y objeto de la denuncia que vivía en su balcón, ya se hubiera ido al otro barrio.

 

+3

 

Queremos saber tu opinión

2 comentarios