Imagen de perfilIguales

Ivan Humanes Bespín 

El grito vino del cielo y me despertó de la siesta. Poco después las ramas rotas, el cuerpo contra el árbol y el paracaídas desgarrado en la copa. Asustados los dos, el hombre balbuceaba: que si le podía asistir en la defensa de un caso complejo, que había buscado orientación y que yo era el mejor en la materia. Después me explicó que por eso se coló de polizón en la nave de Bezzos y la dirigió hasta aquí. Me dijo que venía de un lugar lejano, donde el vulnerable es beneficiario de justicia gratuita. En mi planeta no existen desigualdades. Y ahí estaba yo recién levantado, descolgando al hombrecillo y luego caminando hacia su nave. Sin entender muy bien. Eso fue antes de llegar aquí, claro. Ahora he decidido quedarme. Pese al color verde de mi cara y las antenas. Entonces, señoría: ¿quiere mi número de colegiado?

 

+31

 

Queremos saber tu opinión

10 comentarios