Lo natural
Blanca Gutiérrez HernándezDesde que heredó el bufete, a John Nass le dolía la espalda. Con el tiempo, aquella espectacular musculatura fibrosa que había recorrido el campus de derecho, en pantalones de atletismo, se había ido desbaratando en un cuerpo encorvado y sin energía. A las nueve menos cinco, John salía del primero izquierda para cruzar el rellano y entrar en el primero derecha. Su vida en la oficina transcurría en pijama. En las tarjetas de visita, que ya amarilleaban, se podía leer: « Alternativa legal. Expertos en indemnizaciones, multas y reclamaciones». Según su padre, lo natural era que un hijo eligiese la profesión de su padre. Lo natural, afirmaba, era seguir ofreciendo tarifas asequibles. Lo natural sería no renovar la empresa para no despistar a los clientes. Pero aquella mañana reumática mientras miraba con anhelo la medalla de oro que exhibía en su despacho alguien golpeó su puerta:
—¿Papá?, ¿eres tú?