UN JUICIO FÁCIL
CARMEN CABEZON RIBAS · MORTERA-CANTABRIAEl juicio era fácil, un divorcio a la postre. Pero en el camino se interpuso una huelga general, un plazo desatendido y un desastre de abogado. Recuerdo que llegué a su despacho por casualidad, por mediación de un conocido. En aquél momento no pretendía más que mi “ex” me hiciera el reintegro de lo que yo había puesto para la compra del mobiliario de nuestra casa: 12.000 euros. Conseguir más no entraba en mis planes, porque el desamor ya era suficiente pago. Pero allí estaba un picapleitos para enredarme en toda una jerga de la abogacía, que si un escrito de suplicación, que si una demanda civil, que si la solicitud de pensión compensatoria, que si…que si… Finalmente además de las lágrimas, la rabia y la impotencia, no obtuve nada, ni tan siquiera un lo siento por su parte ¡Fue tal la incompetencia del …señor letrado!