VENCIMIENTOS

OLIVER PASCUAL SUAí‘A · Valladolid 

Lo que peor llevo son los plazos. Cuando voy a casa después de todo el día trillando un asunto me acuerdo de aquella frase de Luis Mateo Diez en la que en el fondo maldecía los recursos, demandas, y demás agobios -y disfrutes- de la profesión, que nos hacen estar con el calendario como la espada de Damocles pendiente sobre nuestra cabeza. Pese a que cada semana me pongo como propósito no apurar los vencimientos, siendo otro de esos autoengaños sin malicia en los que uno tiende a caer al principio de algo, ya sea el año, la semana o una noche de fiesta, soy incapaz de cumplirlo… ¡Mierda! ¡Se me ha olvidado presentar la demanda para reclamar por vicios ocultos del vehículo de un cliente y hoy caducaba la acción! Había jurado que la estimarían seguro, me quedo sin cliente y de aquí directo al infierno, por perjurio.

 

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