Medidas coercitivas

JOSE VICENTE PEREZ BRIS · VIZCAYA 

Trabajaba retirado en la habitación de un hotel. Era el único sitio en que mi mente jurídica funcionaba a la perfección. Preparaba una comparecencia en tribunales para la próxima semana. Era más de medianoche cuando llamaron a la puerta. Abrí extrañado, pues no había pedido nada en recepción. Una mujer embozada en un impermeable negro, me tendió un grueso sobre. Catalogué su físico, según mi experiencia, otorgándole matrícula cum laude. Cogí su ofrenda y quise abrirla. Se produjo una violenta reacción por su parte y me apuntó con una automática. -Letrado, siéntese y permanezca quieto. Le aconsejo que obedezca sin rechistar. -En derecho, señora, esto se llama coerción-contesté irritado. Y le recuerdo que está infringiendo la ley. La bella dama se quitó el impermeable, dejando al descubierto un bonito conjunto de lencería. -Si no usara estos trucos, querido, no vería nunca el pelo a mi marido.

 

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