CONDENADO
Javier García Barragán · Vinarós (Castellón)No puedo dormir. Pasan por mi mente una y otra vez todos los avatares del juicio en el que fui testigo. Las palabras del Fiscal cuando me entrevisté con él: “la responsabilidad que pesa sobre nuestras cabezas”. La noche en el hotel antes de la comparecencia en juicio, con un policía en la habitación y dos agentes más fuera, guardando la puerta. El acto del juicio, la velada coerción a la que me sometía el Abogado defensor, con su mirada fija en mí. La reacción del acusado, con aquella media sonrisa que expresaba que mi vida no valía nada, y aquellos dos hombres detrás de él que daban miedo. Soy un testigo protegido y vivo en un bonito chalet, lejos de mi hogar, atento a cualquier ruido extraño. Estoy solo y asustado, mi testimonio evitó el ingreso en prisión, pero no soy libre, el miedo es mi cárcel.