LA PROMESA
JOSÉ ANTONIO LEÓN LLORENTEUn joven abogado llegaba tarde a su primera audiencia previa.
––Tranquilo, porque el asunto está perdido. Al menos me servirá de formación–– se consolaba a sí mismo.
Arrancó el coche como pudo camino de la Ciudad de la Justicia. Pero pronto comenzó a encontrarse en apuros. Desesperado por encontrar aparcamiento, lanzó una confesión al cielo:
—¡Señor, por favor, necesito un hueco! Prometo razonar sucintamente mis alegaciones, argumentar sin caer en el discurso manido que tanto abunda, leer el BOE todos los días, e ir a misa los domingos… ¡y cesarán las noches clandestinas con mi amor de primavera, que además es mi jefa, y está casada!
Milagrosamente, una plaza se abrió frente a él como lo hizo el mar ante los ojos de Moisés. Con alivio, estacionó y, recordando la promesa, murmuró:
—No te preocupes, Señor, ya encontré uno, pero gracias de todos modos.
Desde entonces se levanta más temprano.
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Muy bien escrito. Me ha interesado. Saludos cordiales
Ana María, muchas gracias por tus palabras.
A ver si da sus frutos.
Un cordial saludo,
José Antonio.
Qué bueno! El humor que no falte! Me ha encantado.
¡Suerte!
Muchas gracias, Alejandra. Efectivamente, el humor no puede faltar en esta profesión. Es un medicamento barato y no podemos olvidarnos de él :)
Un saludo,
José Antonio.
Un relato muy humano y cierto. Nos olvidamos rápido de las promesas. Los propósitos que todos hacemos el 1 de enero, el día 2 ya no nos acordamos. Bien escrito y con gracia. Mi voto es para ti.
Mª Teresa, buenos días.
Muchísimas gracias por tus amables palabras. Me alegra saber que del relato se haya percibido una reflexión sobre los profesionales de lo jurídico, que también son humanos y el ajetreo de la vida cotidiana hace desvanecer muy rápido sus propósitos. Gracias nuevamente por tomarte el tiempo de compartir tus pensamientos y por tu generoso voto.
Me da la impresión que ese abogado está quemando todas sus naves aquí en la tierra como en el cielo… Enhorabuena.
Juan Manuel, muchas gracias.
Siendo tan joven, no le queda ya ninguna nave :)
Es de agradecer que te hayas molestado y dedicado unos minutos de tu tiempo para escribirme. ¡Gracias!