Mi procuradora

Patricia Valiña · Santiago de Compostela 

Como mi carrera de abogado no me procuraba suficiente adrenalina, tras una larga nómina de novias, decidí seducir a mi procuradora. Una tarde en la estación de tren le propuse vivir conmigo. Hemos pasado una década de felicidad absoluta sin querella familiar alguna. Mi naturaleza es jugar con los plazos, demorarlo todo, descuidarme con facilidad… la suya ser puntual y decorar mi vida con un estilo francamente exquisito Mientras pospongo con excusas esa comida con mis padres, ella ya ha encargado un catering. Pero anoche llegue agotado tras un largo arbitraje y no había nada para cenar. Grave y preocupada se sentó a mi lado. Cree que ha llegado el momento de acudir a un especialista: que mi imaginación se esta excediendo, que he de asumir que nunca ha estado allí, que en aquella estación de tren ella se fue con otro…

 

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