Cuenta conmigo
Juan Antonio MoralaFue en el AVE Madrid – Sevilla. Reconocí enseguida a mi compañero de viaje. Hicimos la carrera juntos hace un secreto de años. En Córdoba ya me había contado su vida profesional. De la privada, se recató o no le dio tiempo. Estaba exultante de haber cambiado la dura querella del derecho penal, por el más agradable papel del arbitraje. El bufete que lo había fichado, le ofreció una¡€™nómina irresistible?. Confieso que, de haber ido en autobús, me hubiera mareado su burbujeante cifra. Tan convincente doctrina me impartió en el trayecto que, cuando llegamos a Santa Justa, yo mismo era un entusiasta de la institución arbitral. Por eso, al cruzarnos la tarjeta, irreprimiblemente le dije:
– Oye Luis, si sabes de una plaza de árbitro, aunque sea de segunda división, cuenta conmigo.
– ¡Claro!, – me dijo – y salió tan pitando de la estación que parecía un expreso.