Memoria prodigiosa
Esteban Torres Sagra · ébeda (Jaén)El espectro de don Leandro nunca desapareció del todo. Nadie establece jurisdicción a un espíritu, pero intuyo que le da morbo apuntarme detalles procesales, volcando en mí las escasas cualidades retentivas de las que adoleció. Se trae mis apuntes y me lee en mitad del juicio lo que le pido, telepáticamente o no sé cómo. Alguna vez me ha caído una multa por excederme, cuando se le vuela un folio y sus achaques le impiden la celeridad necesaria. Tengo al Jurado en el bolsillo con mi profusión de datos en este caso de malversación…pero, sólo faltan tres minutos para mi alegato final y no veo a don Leandro por ninguna parte… ¡No puede ser! ¡Se está despidiendo de mí desde la claraboya cenital de la mano del fantasma de doña Aurorita, la juez que falleció durante una vista el mes pasado al descubrir el secretillo de mi memoria prodigiosa!