Didáctica occidental

Javier Alonso Arrizabalaga · Sevilla 

Hace años que colgué la toga. Mi moral, ya minada ante lo que llamamos “sistema”, terminó de derrumbarse cuando no pude evitar la repatriación de aquel subsahariano. No exagero si digo que puse mi alma en su defensa, pero fue inútil; simplemente era de una nacionalidad distinta a la nuestra. Sintiéndome a la vez culpable e impotente, cambié el calor de mi chimenea por un pasaje en su mismo vuelo, y le acompañé en el destierro. Ahora, empleo mi didáctica occidental en calmarles y hacerles comprender que en la patera, nosotros ocho debemos respetar el turno y los tiempos para beber de los dos botijos que nos acompañan.

 

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