Santa Claus

Manuel Merenciano Felipe · L Eliana (Valencia) 

Sí, ya lo sé; desde que perdí en la mudanza el disfraz de payaso se me ha hecho el carácter agrio como el limón. Dicen en los juzgados que me he vuelto un amargado, que ahora soy cicatero y contencioso, que no hay dios que me aguante. ¡Qué sabrán ellos! ¿Acaso piensan que puedo vivir con esa miseria que pagan por el turno de oficio? ¿Acaso creen que vale la pena pasarse las noches en vela engullendo el Código Penal para defender sicarios, violadores y chorizos de tres al cuarto? ¿He de amparar yo a toda la escoria de la sociedad? Al menos, mi otro oficio es más creativo, y mejor remunerado. Me he ganado a pulso una reputación. Me conocen en muchos países extranjeros y hasta he salido en televisión. Necesito mi vestimenta de payaso. Me niego a atracar el próximo banco con un ridículo traje de Santa Claus.

 

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