Poltergeist

María Luisa Ventura Sánchez 

Mi nombre es Jeckyll, soy abogado. Tuve un socio, Hyde, y un bufete abierto en la mejor calle de Londres. Los apellidos más ilustres de la Ciudad transitaban por allí, tanto para solventar una multa de aparcamiento como para resolver un caso de malversación de fondos. Nuestra amplia jurisdicción alcanzaba todos los rincones y nos precedía nuestro renombre. Un día apareció por allí Lady Bárbara Otis. Su rostro, agraciado estaba sabiamente maquillado, cual delicada porcelana, su falda, abierta en un lateral, mostraba un muslo esbelto y firme, y por el amplio escote, entre sus pechos erguidos y tentadores, asomaba tatuada, la cabeza de una serpiente. Se me disparó el morbo hasta el límite. Los asuntos de divorcio los llevaba Hyde, mi socio, pero de ese quise ocuparme personalmente. Hoy, es mi esposa y sonríe con malicia cuando me pregunta si el espectro de Hyde ha vuelto a molestarme.

 

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