Sí, quiero

Cristina López · Las Palmas de Gran Canaria 

Era treinta y uno de diciembre y me encontraba a la salida del Servicio de Arbitraje, cuando tropecé con un compañero especializado en mediación familiar. Tomamos café para intercambiar opiniones acerca de las desavenencias entre cónyuges y la querella con motivo de un homicidio pasional. Nunca he sido partidaria del matrimonio porque creo ciegamente que cuando el amor te mira de frente, es el odio quien te apuñala por la espalda. Estaba sumida en nuestra conversación cuando me sobresaltó el sonido de un mensaje de texto en mi móvil:¡€™necesito estar a tu lado el último día del año, te espero en la estación de tren?. En honor a San Silvestre, me di la carrera para encontrarme con él, y lo vi sosteniendo un ramo de rosas en el que habría invertido al menos la mitad de su nómina. Yo sólo podía pensar en que me propusiera casarnos.

 

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