La producción de la industrial textil se paralizaba hasta conocer su nuevo catálogo primavera-verano. El Da Vinci del pret a porter le había llegado a llamar algún crítico de moda. Invertir situaciones adversas y su capacidad de adaptación siempre fueron sus mayores virtudes. Portadas, viajes, flashes y mucho glamour. Doce años hacía ya que se había visto obligado a desatornillar la placa de un despacho que sólo pudo disfrutar unos pocos meses, cuando su madre, al enviudar, le pidió ayuda para mantener el pequeño negocio familiar de costura. No le había ido mal, pero ahora, cuando la fiesta termina, en su soledad y con luz tenue, baja una vieja toga del altillo, se la pone y frente al espejo Garnett colocado sobre la cómoda, todavía se lamenta.
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A veces, la vida trunca tus sueños. Espero a que tu protagonista se le presente una segunda oportunidad de cumplirlos.
Buen relato, Juan Carlos. Te deseo mucha suerte y te doy mi voto.
Besos apretados.
Muchas gracias Pilar, por tus palabras y por tu voto. Besos