Imagen de perfil‘‘SEGREDO’’ DE AMOR

JUAN CARLOS MONTERDE GARCĺA 

Crecimos juntos en la ría, pero no la veía desde que se dictó auto de procesamiento contra ella. Mi compañero de bufete realizó la mejor defensa posible, pero la condenaron por homicidio en grado de tentativa. En claro episodio de violencia de género, había intentado repeler uno de los continuos ataques de su celoso marido. Sin quedarle alternativa, lo empujó hacia las escaleras, pero con tanto infortunio que se golpeó en la nuca y casi falleció en el acto. Muchas veces he pensado si, desde la óptica legal, la legítima defensa debería considerarse una eximente completa. La tuvieron incomunicada mucho tiempo al ser presuntamente peligrosa. Quizás le hubiera afectado su trauma familiar. Cuando se suicidó, lo último que encontraron en su celda fue un ramito de violetas sin tarjeta. No, Sres. Letrados, no se lo quiso regalar ‘’el mismo demonio’’, como cantaba Cecilia. Fue este humilde servidor. Adeus, meu amor!

 

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