Imagen de perfilHipocondríaco

José Luis Barros Justo 

Aquel joven abogado era un iluso y un ególatra consumado. Los dos verbos que manejaba con soltura eran Ser y Tener. Creyó que su convalecencia sería corta y que al final saldría victorioso. Cuando el especialista le comunicó el diagnóstico, le faltó tiempo para repudiar la idea y contestar al galeno con una amenaza de demanda civil. Menos mal que la gripe se curó sola, a los siete días.

 

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