MADRE
Margarita del BrezoHoy le nota más cansado, con esas ojeras pronunciadas que le afean la mirada. Aunque dicen que la tele hace mayor y engorda, intenta consolarse. Habla otra vez de la necesidad de aumentar el apoyo internacional, de fortalecer alianzas, de promover el desarrollo de tecnologías ecológicamente racionales y cooperar con los países que no llegan. Se lo sabe de memoria ya. No se pierde ninguna de sus intervenciones.
En la residencia todo el mundo la conoce como la madre del famoso «abogado del Planeta». Algunas hasta la miran con envidia mientras murmuran quisquillosas que no lo logrará.
Ella trató de educarle en valores como el respeto, la solidaridad y la lealtad y se deslomó para pagarle los estudios. Se siente muy orgullosa de él, sin embargo, a veces le gustaría que viniese a verla, un ratito solo. Al menos en Navidad. Luego se arrepiente de esos pensamientos egoístas. Y llora.
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Muy bonito y emotivo.
Gran micro.
Me alegra que te guste, Carolina.
Gracias por comentar.
Damos por hecho que alguien tan volcado en las causas solidarias que nos afectan a todos, puede tratarse de una persona absolutamente altruista, que dedica todo su tiempo a los demás. Pero algo falla cuando ese «abogado del Planeta» no es capaz de sacar un minuto para ocuparse de quien tanto le dio y a quien tanto debe. Una actitud que hace que se tambalee todo el montaje que ha edificado, quizá destinado a su enriquecimiento privado, tomando la palabra «enriquecimiento» en el sentido más material.
Un relato que enseña a desconfiar de quien predica mucho, pero nunca con el ejemplo.
Un abrazo y suerte, Margarita
Tus comentarios siempre son generosos y enriquecedores, Ángel. Gracias.
¿Qué nos pasa?
Supongo que la falta de tiempo (o de saber gestionar el tiempo) nos hace cargar las tintas, y las ausencias, sobre los que más confianza tenemos. Abusamos de quienes sabemos que nos van a perdonar. O quizá tienes tú razón y hay un afán desmedido de logro o deseo de poder y dinero. O todo a la vez. ¡Quién sabe!
Mi pequeño homenaje a todos los padres que esperan pacientes la visita de sus hijos.
Un abrazo
AHHH ¡Qué bueno! por fin un buen relato crítico que es seleccionado entre tanto buenismo y salvadores del planeta, que no luego atienden lo que es prioritario. Enhorabuena Margarita, aunque te la has jugado. Mi voto y suerte.
Gracias por tu sinceridad, Diego.
Intento no casarme con nadie (que no me guste), aunque reconozco que a veces también me canso de remar contra corriente y busco cobijo entre las sílabas del buenismo y me dejo llevar.
El resto del tiempo me la juego y, si sale bien, tengo la suerte de disfrutar de comentarios como el tuyo.
Margarita. Nos quitas la careta y nos retratas. Y la foto es la de unos ególatras desagradecidos. Y encima, muy bien escrito. Es mi relato ganador. Enhorabuena.
¡Yo te quiero en el jurado ya! ;-)
Eres único dando ánimos, Ángel. Ojalá algún día podamos quedar y tomarnos una botella de ese aire puro que solo tú sabes hacer.
Pedazo de relato, Margarita. Olé tú. Muy bien escrito, como acostumbras, profundamente hermoso y hermosamente profundo, de contundentes reflexiones. Enhorabuena y mi voto. Un abrazo.
No sé si es hermoso (ojalá sí, también), pero lo que he intentado es dar un toque de atención, o como tú dices mucho más bonito, de contundente reflexión. Yo la primera.
Gracias por tu comentario, Nicolás. Siempre es un placer charlar un ratito contigo.
Un abrazo.
Qué bonito, Margarita!!
Suerte con él.
Un abrazo.
Me alegra que te guste, Towanda.
Gracias por comentar.
Un abrazo
Margarita, una historia tierna, pero que a la vez nos pellizca y estremece al ver esa tristeza de la madre, que es capaz de hasta reprimirse sus sentimientos, pero no puede evitar llorar.
Un gran relato para una gran contadora de historias, enhorabuena.
Te deseo mucha suerte.
Besos.
Este mes ha salido triste la historia; el entorno empieza a afectarme y no he sido capaz de reprimir mis sentimientos. O algo así. Bien sabes tú, Javier, prolífico contador de historias, que la inspiración aparece de súbito en cualquier rincón del planeta.
Gracias por comentar.
Besos
Precioso y conmovedor relato, Margarita!
Humano y real, como los sentimientos de esa madre, acostumbrada a darse por entero y cuando quiere recibir unas migajitas, se arrepiente… cuánta verdad hay en tu historia!!!
Me ha encantado!
Mi más sincero voto (libre de cargas de ida y vuelta) y un abrazo!
Marta
Es un lío, ¿verdad? Entiendo que no pueda, pero me gustaría que pudiera y entonces me siento culpable por echar de menos a alguien y me cabe la duda de que si quisiera, a lo mejor… Y a eso le sumo la maledicencia de los vecinos del cuarto y el aburrimiento de ver la vida pasar delante de la ventana y la soledad y la muerte tan cerca. En fin.
Gracias por tu comentario, Marta, y sobre todo por esa «liberación de tener que ir y volver».
Me gustaría que los votos fuesen solo cuando el relato gusta de verdad. Sin rencores. Sin venganzas. Con auténticas ganas.
Un abrazo y feliz verano.
Muy bonito relato. Muy emotivo y tocando un tema muy interesante: la empatía, la entrega y la solidaridad empieza con los más cercanos y queridos. Mi voto y un abrazo!!
A veces se nos olvida por aquello de la confianza y la intimidad. Pensamos que siempre van a estar esperando nuestra llegada. Ojalá no tengamos que arrepentirnos.
Gracias por tu comentario, Juan Manuel.
Que relato tan tierno y triste a su vez. ¡Tienes mi voto Margarita! Suerte
Cuando la ficción está basada en hechos reales, lo más probable es que tenga un tono triste.
Muchas gracias por tu comentario, Laura.
Bravo, Margarita. Un relato emotivo, lleno de ternura y de ese amor incondicional de una madre que es capaz de renunciar a todo por el bien de los demás.
Te deseo mucha suerte y mi voto para ese amor incondicional.
Besos apretados.
Donde hay una madre, hay ternura y amor incondicional (casi siempre). Tendríamos que intentar disfrutar de ellas.
Gracias por tu comentario, Pilar.
Un beso
Quien no se ocupa de.su propia madre no puede, ni de lejos, salvar al mundo. Para mi, el mejor relato publicado, hasta ahora, en este mes. Mucha suerte y mi rendido voto.
Cuando no sabemos cómo tratar a los que tenemos cerca, nos buscamos objetivos grandilocuentes que nos mantengan ocupados. O algo así.
Después de leer tu comentario, qué puedo decirte, Francisco José. Solo puedo darte las gracias, aunque sepa a poco.
Me ha encantado, Margarita!!!
El amor de una madre que llora y se cree egoísta por pensar en ella, en lo que a ella le haría feliz… en lugar de conformarse con ver a su hijo en la televisión, mientras lucha por el Planeta, por el bien de tantas y tantas personas.
Un abrazoooo y mi voto.
Me alegra que te guste, Amparo.
A veces las madres somos así, egoístas y pegajosas y no nos sirven los besos a través de la televisión porque creemos que engordan ;-)
Gracias por comentar y por tu voto.
Un abrazo veraniego
Guau, Margarita…
Vaya mazazo das con el final… Ese «Abogado del Planeta» acaba siendo un «hijo de su madre» (perdón por la expresión), pero no en el buen sentido.
Un fuerte abrazo y mi voto.
No siempre es fácil gestionar el tiempo, ni las emociones; ni siquiera sabemos lo que queremos o a quién queremos.
Aunque tú me lo has puesto muy fácil y sé a ciencia cierta que estoy agradecida por tu visita y por tu comentario.
Un abrazo, Gabriel
Que bonito, Margarita!! Has escrito un relato maravilloso. Un voto un poco rezagado…. jeje
Y un abrazo enorme.
Los comentarios rezagados tienen algo mágico por inesperados así que doblemente agradecida.
Un abrazo grande, Ana Isabel
ENHORABUENA POR TU MERECIDO PREMIO. UN ABRAZO
Muchas gracias por compartir mi alegría, Nicolás.
Un abrazo
¡Enhorabuena por la merecidísima distinción, Margarita!
Me alegro mucho!!
Que lo disfrutes!
Un abrazo
marta
Muchísimas gracias, Marta. Ya sabes la alegría que se siente al recibir la llamada. Y lo que dura.
Gracias por alegrarte conmigo.
Un abrazo
Felicidades, Margarita. Un merecido premio , disfrútalo. Besos
Muchas gracias, Ana Isabel.
Aquí sigo, disfrutando, con el premio y con tu comentario.
Besos