Imagen de perfilABOGADO SOBRE RUEDAS

María del Mar Díez Martín 

Aparcó su coche, un modelo sin pretensiones, en el mismo lugar de siempre. En la luna trasera, sobre una cortinilla extendida, podía leerse LEXCAR -Abogado sobre ruedas- y un número de teléfono.
No esperó mucho. Una morena de buena percha, pero renqueante, subió al vehículo:
Buenas tardes Carmen, ¿cómo va esa pierna?… Traigo buenas noticias, el juez le ha concedido la indemnización que solicitamos…Tranquila, no le pasaré el cargo hasta que usted la cobre…
Tres clientes más tarde, arrancaba satisfecho. Volvería aquí dentro de un mes, según las rutas que se había programado.
Su decisión de no esperar sentado en la oficina y llevar la asistencia legal hasta la puerta de la gente sencilla había sido un acierto y le resultaba muy gratificante, a pesar del dolor de espalda y los cortos ingresos. La necesaria LEXVAN tendría que esperar unos meses. El soñado LEXBUS quedaba aún muy lejos.

 

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