CARLOS BUISÁN GIL

Microrrelatos publicados

  • ANIMUS Y ANIMUS

    De su paso por la cárcel recordaba dos cosas: el Derecho y los ratones. Otras como la soledad, el riesgo, las miserias y la obsesión por preservar el papel higiénico, ya las tenía olvidadas.
    El estudio del Derecho lo convirtió en abogado, y los ratones aliviaron su soledad Al marroncito lo llamó animus necandi, y al gris claro, animus laedendi. Los dos defecaban en sus deportivas, cuyo tejido desgastaron hasta hacer visible la tela interior. Sin embargo, animus laedendi solía agachar la cabeza tras las deposiciones, tal vez arrepentido de su incontinencia. Animus necandi no se arrepentía nunca. Corría, saltaba y se columpiaba con un descaro que al hombre le recordaba el suyo antes de ser condenado. Lo hubiera aplastado con la zapatilla. En lugar de hacerlo, gracias al Derecho comprendió la esclavitud a que lo sometía su naturaleza, y encontró un par de atenuantes extra para perdonarlo.

    | Octubre 2021
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